jueves, noviembre 16, 2006

La Pantojita.


Florence Foster Jenkins fue una dama de la alta sociedad americana. Nació en 1868 y desde muy pequeña sintió absoluta veneración por el mundo de la ópera, la pequeña Florence soñaba con ser soprano. Un sueño que continuo siendo ya toda una joven, pero con un pequeño problema: Florence ni tenia voz, ni aptitudes musicales, ni muchísimo menos cualidades para ser soprano.

En 1902 se divorcia de su rico esposo, lo cual le dejó una gran fortuna que Florence destinó para formarse como una soprano. Comienza a dar clases, pero su voz y oido seguian siendo los mismos. Florence gritaba y desafinaba, no daba ninguna nota correcta. Lejos de sentirse mal, ella comienza a dar pequeños conciertos privados que tenían que soportar sus más allegados y amigos con las mejores de sus caras. Ya en 1912 sus actuaciones se van multiplicando, la gente gustaba ver su peculiar modo de cantar o destrozar los clásicos de Mozart. Así su fama va creciendo hasta que decide en 1944 dar un concierto en el Carnegie Hall de New York. La noticia corrió como la polvora y en apenas unos días las entradas alcanzaron un alto precio y se vendieron todas, aportandole una suma de unos 6000$, algo inédito en la época.

Florence se preparó para la ocasión como nunca y así salió al escenario el día 24 de octubre de 1944 ante un recinto lleno de gente dispuesta a verla. Ataviada con un largo vestido con alas de angeles comenzo a gritar, desafinar, a descolocar notas, a deleitar con sus gallos y su voz los clásicos mundiales. El publico le aplaudia y la aclamaba como una gran diva, como a Maria Callas en sus mejores momentos.

Florence Foster consiguió ser titular en prensa, aclamada por la crítica y por los ambientes selectos, aplaudida y divinaza, así murió un mes después de su gran actuación que la llevaría a formar parte de la historia.

Las distintas corrientes artísticas, como el Arte en Acción ha valorado y se ha visto muy influenciadas por sus actuaciones y forma de ser.

Hoy en Sevilla contamos con un caso similar: La Pantojita. Se trata de una mujer menuda, de melena blanquecina (rubia cuando el tinte le da..) que con su guitarra canta las canciones más famosas del momento o algunos clásicos populares del folclore sevillano. La Pantojita ni canta, ni nada. Ella grita, desafina incluso chirría este tipo de canciones mientras golpea su desajustada guitarra, a la que a veces le faltan cuerdas. Así podemos verla en la Alfalfa entre los veladores.

Al igual que Florence Foster Jenkins, para la Pantojita no fue ningun inconveniente no tener aptitudes, ni conocimientos musicales. Su empeño le basta para ser una de las artistas más populares de Sevilla y encima lograr vivir de ello, de su arte. Mujeres que pese a las adversidades lograron conseguir un sueño, que no es poco.

Las actuaciones de La Pantojita nada tiene que envidiar a un concierto punk, esta llena de transgresion. Cada vez que abre la boca echa por tierra cualquier ley de armonia musical, preceptos académicos y prejuicios culturales. Hace lo que le da la gana buscando su placer. ¿Hay mayor transgresión que eso?...

Os dejo un par de actuaciones suyas. La primera no tiene desperdicio. Contratada por el Ayuntamiento de Sevilla, La Pantojita interpreta la canción "El Corral" del Koala. A petición popular. Fijense en el atuendo y lo bien que le queda el traje. La segunda es una aparición en el programa "Callejeros" del canal Cuatro.

No sé cómo hacer para que los videos se pongan directamente desde aqui, asi que os dejo los enlaces. Son breves. Merece la pena, eso si, liberense de prejuicios!.

http://www.youtube.com/watch?v=Iqdy36MYO4M

http://www.youtube.com/watch?v=730PEtuoR-0

lunes, noviembre 06, 2006

Mujeres Sevillanas: Desde Santas Justa y Rufina hasta la Esmeralda


A lo largo de la Historia de Sevilla han ido apareciendo numerosos nombres de mujeres, que en el ámbito donde les tocó vivir ejercieron una enorme influencia o una importante labor, en algunos casos transgrediendo normas o simplemente eligiendo libremente el destino de su vida.

Inicio hoy una lista de mujeres muy importantes dentro de la Historia de Sevilla, se trata de una selección muy personal. Sé que obvio muchos nombres, quizás por ignorancia y porque tampoco me interesa reseñar todos. Sólo comentaré aquellas damas, cuyas biografía me resultan muy atractivas. Algunas decidieron sobre sus vidas, otras incluso transgredieron normas de un estricto sistema machista y otras se dedicaron a vivir como querían, lucharon por su libertad y por dar rienda suelta a sus verdaderos sentimientos. Sea por lo que sea, las reúno a todas aquí simplemente por una máxima: las admiro.

El texto se divide en varios apartados temáticos. No es mi intención realizar un contenido con una rigurosidad histórica, simplemente pasar un rato agradable recordando estas biografías.

MUJERES PODEROSAS.

La Historia no ha sido muy proclive para que las mujeres tuviesen importante cargos políticos hasta la actualidad. No obstante, si encontramos damas que desde la sombra ejercieron una notable influencia en el poder. También hay muchas mujeres cuyas biografías se relacionan con este ámbito y por distintas causas alcanzaron la fama.

Ya en el siglo XI, Itimad ar-Rumaikiyya se casó con Al-Mutammid emir musulmán que tenía el poder de Isbiliya. La pasión de éste por las letras y por sus jóvenes criados, le mantenían algo despistado de sus tareas como gobernador. Se dice que era su esposa la que ejercía como tal. Ella fue la madre de al-Rashid, el heredero al trono. Igualmente compartió con su esposo su afición por la poesía.

En el XIV, Dña. María de Padilla fue un ejemplo de la consecución de sus derechos y su reconocimiento. Desterrada en un segundo plano por ser la amante del monarca Pedro I, su “otra”, ejerció en numerosas ocasiones como primera dama, puesto que Pedro abandonó a su esposa Dña. Blanca de Borbón dos días después de su boda. Ella disponía de una residencia real, incluso le dio hijos al rey. Su fuerte carácter y el papel tan influyente que jugó han sido considerados como una lucha por su reconocimiento público como el amor oficial de Pedro I. Una vez muerta se reconoció su derecho legítimo y su hijo Alfonso fue nombrado como heredero del rey.

El reinado de Pedro “El cruel” o “El justiciero” estuvo marcado por las continuas revueltas y conspiraciones que se levantaron en contra del polémico monarca. Cuando Pedro I alcanzó el trono con apenas 6 años de edad. Su madre, Dña. María de Portugal, manda a asesinar a la favorita de su esposo, Dña. Leonor de Guzmán esposa de D. Alfonso Fernández Coronel. Se iniciará aquí una enemistad entre estas familias y la corona que provocará sublevaciones en distintas ocasiones y que terminaría a la usanza medieval: la muerte.

Uno de esos sublevados y conspiradores fue D. Alonso de Guzmán, siempre animado por su esposa Dña. Urraca Osorio. Por tal motivo, el rey la condenó a ser quemada viva en una pira que en la Laguna de Cañavería (Hoy Alameda de Hércules). Una vez allí, antes de ser arrojada el viento levantó sus vestimentas dejando a la vista de todo el público sus intimidades. Su asistenta personal Dña. Leonor Dávalos, en un acto de fidelidad absoluta, se lanza a la pira con el fin de ocultar las “vergüenzas” de su ama. Por tal acto, cayó igualmente en la pira muriendo en el acto. Sus cenizas descansan con las de Dña. Urraca en el Monasterio de San Isidoro del Campo en Santiponce (Sevilla).

El ya citado Alfonso Fernández Coronel tuvo dos hijas: Aldonza y María, casadas ambas con nobles opuestos totalmente a Pedro I. D. Alvar Pérez de Guzmán y D. Juan Alfonso de la Cerda, esposos de Dña. Aldonza y María respectivamente, participaron contra su suegro en una revuelta militar contra el rey, que terminó con la muerte de su suegro y con la victoria del rey cruel. Don Alvar atemorizado huye dejando abandonada a Dña. Aldonza en el Convento de Sta. Clara. Allí fue apresada por D. Pedro para que fuese su amante. Su cuñado se reveló para defender el honor de Aldonza y fue capturado por el Rey. La bella Maria Coronel decide entonces subir a Tarragona y pedirle al rey que liberase y perdonase a su esposo, pero éste prendado por su belleza la engaña y le promete una clemencia que resultó ser falsa, puesto que durante el trayecto de María hacia Sevilla, se ordenó la decapitación de D. Juan de la Cerda.

Pedro I gustaba mucho de pasar largas temporadas en Sevilla, de hecho decide levantar su gran Alcázar mudéjar, donde residió. Una vez en al ciudad, comienza a buscar a María Coronel con el fin de poseerla. Ésta decide esconderse en el Convento de Sta. Clara, donde fue apresada por el monarca. En este momento y en medio de un arrebato Dña. María Coronel puede escapar y huye a la cocina, donde desesperadamente derrama aceite hirviendo sobre su rostro para provocar una desfiguración que dejase de gustar al rey.

Dña. María Coronel terminó sus días en el Convento de Sta. Inés, fundado por ella. Allí recibió sepultura dentro de la iglesia, hasta que en el siglo XVI se encuentra por unas reformas su cuerpo incorrupto. Desde entonces se inicia la tradición sevillana de exponer su cuerpo incorrupto cada 2 de diciembre.

Doña Guiomar fue una importante mujer sevillana del siglo XVI. Su biografía nos muestra un personaje lleno de coraje, que supo encauzar una vida muy activa sin necesidad de un hombre. Parece ser que era descendiente de reyes, San Fernando y la esposa de Enrique XI, Dña. Juana Manuel. Doña Guiomar Manuel dedicó su vida a ser caritativa con los más desfavorecidos, gastó su fortuna en salvar a los necesitados, estableciendo además una simbólica dotación para que se vistiesen unos 12 pobres el día de los difuntos. Además de ello, destinó gran parte de sus riquezas a la construcción de templos, conventos y obras civiles como el empedrado de calles o la restauración de la cárcel, a favor de los presos. Murió dejando una importante herencia para la Catedral de Sevilla, donde recibió sepultura junto a sus padres.

Ya en la historia más recientey haciendo un gran salto, merecen una mención especial aquellas mujeres anónimas que ejercieron el papel de arengadoras en el bando republicano durante la Guerra Civil Española. Incluso algunas tomaron armas. Muchas fueron posteriormente castigadas, humilladas o incluso pagaron con sus vidas la defensa de sus ideales políticos.

MUJERES RELIGIOSAS.

Desde la Antigüedad la figura femenina ha estado bien presente en la mitología o religión que se practicaba en Sevilla. Aunque su origen no es sevillano, el culto hacia Astarté si estuvo muy extendido por esta zona. Se trata de una trasposición de la Isthar acadia o la Inanna sumeria. Su biografía, llena de transgresión femenina, la llevó a ser considerada como diosa madre de la vida, de la fertilidad, del amor y los placeres carnales. Además su fuerte presencia, le llevó a ser también una deidad guerrera, representante de la muerte.

La negación de la citada Astarté propició el nacimiento del uno de los mitos cristianos con mayor devoción, me refiero al caso de las Santas Justa Y Rufina. Santas muy vinculadas a la Historia de Sevilla. La tradición las sitúa en el arrabal sevillano de Triana, donde ejercían su trabajo como alfareras allá por el siglo III. Por su fuerte convicción cristiana se negaron a vender su cerámica para usos paganos, lo que les costó no sólo la destrucción de toda su producción, sino su muerte. Su mito representa la salvaguardia de las ideas, de una ética y moral hasta el final en circunstancias poco propensas. Estamos ante la típica historia de una mártir.

Justa Méndez nació en Sevilla a finales del siglo XVI. Su biografía la delata como una de las damas más transgresoras nacidas en Sevilla. Siendo muy jovencita se trasladó con su familia a México, donde comenzó a indagar e investigar más sobre su religión: el Judaísmo. Ello le valió vérselas con la Inquisición,que le amenazó con quitarle su vida si no sustituía los ritos judíos por los cristianos,a lo que accedió para salvarse. No obstante, años más tarde “La hermosa Justa”, como era conocida, siguió sumergiéndose en la tradición judaica. Uno de los capítulos más osados de su vida, fue su casamiento. Ella pidió a la Inquisición un permiso para portar joyas y usar la seda en su traje nupcial, la respuesta fue afirmativa y quedó así eximida de las obligaciones que tenía como reconciliada con la Iglesia. A partir de este punto, dedicó toda su vida a la caridad y a ayudar enfermos judíos.

En 1642 el Santo Oficio emprendió una persecución y posterior castigo de los judíos, lo que le valió condena, Su espíritu luchador salió a la luz de nuevo dentro de la celdas, donde sobornó a guardias para que le permitiese mandar avisos a amigos y parientes judíos. Pero es que Justa fue mujer de fuertes convicciones hasta el final de sus días. Afectada por una terrible enfermedad y sin movilidad apenas, en 1644 Justa pasaba sus últimas horas en el lecho de muerte cuando un cristiano pone una cruz entre sus manos. En un último esfuerzo, Justa se valió y arrojó la cruz contra la pared. Pero incluso muerta su actitud y su fuerte carisma seguía molestando, el gesto que tuvo con la cruz había causado tal malestar que cinco años después su cadáver fue desenterrado para ser incinerado junto a miles de cuerpos de judíos asesinados en un Auto de Fé.

Un ejemplo más reciente de entrega y lucha por unos ideales, además de constituir un cambio hacia la realización de los preceptos cristianos, fue Santa Ángela de la Cruz. Su fuerte espiritualidad y su moral, siempre defendiendo y cuidando a los enfermos, pobres y marginados de la ciudad, le llevó a entregarles sus fuerzas, su tiempo y sus creencias, en definitiva, su vida. La “Madre Angelita”, como era conocida, vivió y murió reivindicando las injusticias sociales que padecía una ciudad tan cristiana y católica como Sevilla. Nace en 1846 en el seno de una humilde familia, quedó huérfana muy pronto y su madre muy vinculada a las Hermanas de la Cruz, le inculcó su amor por la Orden, en la que a los pocos años ingresó. Allí ejerció su labor humanitaria en una Sevilla azotada por el cólera, su trabajo se notó en los corrales de vecinos y otros círculos desfavorecidos. Su actitud le llevó a ser reconocida como Beata y posteriormente como Santa por el Vaticano.

MUJERES ARTISTAS.

Andalucía es considerada como la cuna de grandes artistas. A éste tópico no estará ajena Sevilla, que ha dado a la Historia numerosos nombres de gran importancia en las más diversas manifestaciones artísticas.

* Bellas Artes: La figura de la mujer apenas ha estado presente a lo largo de la Historia del Arte hasta épocas recientes, cuya presencia ha igualado ya al hombre. En Sevilla se dan estas circunstancias igualmente.

Un caso que me resulta llamativo lo constituye la figura de Luisa Roldán, bautizada por la historiografía como “La Roldana”. Luisa aprendió el oficio de la escultura en el taller de su padre y maestro Pedro Roldán, escultor con una gran actividad en la Sevilla del XVII. Allí conoció a su marido, Luis Antonio de los Arcos, un mediocre artista que trabajaba en el taller. Su padre el viejo Roldán jamás vio con buenos ojos esta relación y luchó contra ella, pero su hija defendió su amor y terminó casándose con él. Su gran calidad artística propició numerosos e importantes encargos que Luisa aceptó sin la tutela de su padre. Pero ella, consciente de su enorme superioridad artística, no se encontraba cómoda en Sevilla, parecía como si se le quedase pequeña. Así que sin previo aviso decidió marcharse a Cádiz junto a su marido, para comenzar su nueva vida. La escapada dejó numerosos proyectos y trabajos sin terminar, siendo finalizados por su padre. Pero Luisa no se quedó sólo en eso, con el tiempo logró trabajar en Madrid para la corte española.

* La Música: Mayor es el número de mujeres pertenecientes al terreno del cante. Allí muchas trabajaron y se esforzaron por conseguir un puesto y ser respetadas en un mundo de hombres.

Pastora Pavón, Niña de los Peines, es reflejo de aquella máxima. Comenzó a cantar en pequeños ambientes, pero su fuerza y su personal voz la hicieron ser muy popular en poco tiempo. Pastora luchó y trabajó por su arte, consiguiendo un puesto muy alto y contando con el respeto, admiración e igualdad en un ambiente de hombres tan conservador como el flamenco. Su reconocimiento final llegó cuando el Ministerio de Cultura declaró B.I.C sus registros sonoros.

Son varias las cantaoras y cantantes que se movieron y se escaparon de la sombra de sus hombres. La famosa Antoñita Colomé, por ejemplo, se casó en 1936 por segunda vez en Paris, ya que estaba casada en España con otro señor. Incluso estuvo en la cárcel acusada de espionaje. Para ella no fue ningún problema separarse de su marido y no esconderlo. Se autodefinió siempre como una artista contracorriente, “preparada para enfrentarse a los líos propios de la farándula”.

La copla ha sido abanderada desde sus inicios por mujeres de fuerte carisma. La sevillana Estrellita Castro es ejemplo de ello. Tuvo un éxito inédito en una artista española durante aquellos difíciles años. Grabó muchísimas películas y divulgó ciento de canciones populares, convirtiéndose en la primera especialista en el llamado cuplé andaluz. Estrella viajó a Nueva York y también a Alemania, donde actuó ante Hitler. El estallido de la Guerra Civil la obligó a desplazarse a Cuba, regresando años después. Su simpática y dicharachera forma de ser siempre despertó la admiración del público. El maestro Quiroga dijo que ella era una de sus tres marías, junto a Maria Magdalena y “Ay Mari Cruz”

Juanita Reina, uno de los máximos exponentes de la copla, hizo frente a una conservadora, patriarcal y estricta norma familiar. Su padre le prohibió con enorme fuerza que ejerciese como artista, aún así la sevillana consiguió ser una de las más afamadas intérpretes de copla. Pero pronto tendría que enfrentarse de nuevo a su padre, se enamoró de un hombre que nunca fue buen visto por su familia, con el que consiguió casarse.

El baile flamenco está considerado como un auténtico rito de embrujamiento, donde las mujeres se mueven, sacan a la luz su fuerza, su duende y exhiben su cuerpo al ritmo del cante, del toque y de las palmas. Pastora Imperio fue pionera en moverse muy sensualmente, bailaba flamenco y mostraba a la vez parte de su anatomía, en una clara ceremonia de encantamiento de hombres, acentuada por sus fuertes e impactantes movimientos sobre el tablao, lo que le valió criticas a la vez que admiraciones.

Este destape vinculado al folclore tuvo especial importancia con los escotes de Rocío Jurado en los años 70. Siguiendo a ambas figuras, la sevillana Maria Jiménez no tuvo inconvenientes en bailar mostrando buena parte de su cuerpo, moviéndose más sexual que sensualmente, mientras cantaba unas canciones con las que creaba un ambiente en el escenario con gran carga erótica.

El Arte en Acción jugó mucho con el componente musical, creando composiciones discordantes, llamativas, transgrediendo las normas de composición y armonía. Famosa es la historia de Florence Foster Jenkins, que obsesionada por ser intérprete de ópera, pese a sus nulas capacidades vocales, logró crear unos espectáculos llenos de notas desafinadas que contaron con una gran aceptación y éxito de público. Su transposición sevillana es “La Pantojita”. Una mujer de indumentaria inclasificable, que junto a su “aporreada” guitarra grita las más famosas sevillanas y canciones andaluzas, todo lleno de “gallos”, desafinando, incluso chirriando, Aún así, La Pantojita ha conseguido ser uno de los personajes más populares y conocidos de Sevilla, llegando a vivir incluso de ésta, su profesión: cantante popular.

* Literatura: Aunque si contamos con algunos nombres de mujeres importantes, pocas tuvieron una vida luchadora. Gabriela Ortega Gómez, sobrina de José “El Gallo”, fue una de las artistas más famosas de los años 20 y 30. De su desgarrada y poderosa voz salieron, tomaron forma y cobraron vida los versos de los más importantes poetas, como Alberti y Lorca. La llegada de la dictadura franquista trajo consigo la censura, y la obra de estos poetas fueron absolutamente prohibidas. Esto no le importó mucho a Gabriela, lo que le costó su exilio a tierras hispanoamericanas.

MUJERES EN LA SOCIEDAD.

Se conocen algunos nombres de mujeres pertenecientes a importantes familias que llevaron una vida totalmente opuesta a la considerada la propia de su condición.

Especialmente estaban muy mal consideradas aquellas que vendían su cuerpo para fines sexuales, las prostitutas. Se tienen noticia de su existencia en Sevilla desde el siglo XVI. Pese a estar condenadas por la sociedad y la religión, siguieron haciendo su vida y comportándose, en algunos casos, como ellas querían. Hablo del pecado capital que constituía la prostitución. Los primeros datos sobre esta práctica las localiza en la zona colindante a la Plaza del Molviedro. Fueron perseguidas y castigadas continuamente, pero ellas seguían ejerciendo pese a los dedos que las señalaban, ante las voces que las acusaban y las juzgaban. Por encima de prejuicios sociales y cristianos ellas siguieron allí.

Pero la historia de transgresión más fuerte en Sevilla es aquella que empieza por contradecir las llamadas “reglas naturales”, aquellas personas que por sus sentimientos llegan a cuestionar su propio cuerpo y comienzan a transformarse, para empezar a vivir como verdaderamente quieren y sienten. Hablo de transformistas y travestís, una realidad fuertemente vinculada a la idiosincrasia underground de Sevilla. Valga como representante de estas primeras mujeres la figura de La Esmeralda de Sevilla. Su biografía podría haber sido incluida en cualquier otro capitulo, como el dedicado al Arte, pero su lucha afecta muchísimo al terreno social, por lo que he considerado más oportuno incluirla aquí.

La Esmeralda aparece en torno a los años 60, teniendo una fuerte presencia en los 70 y 80. Pronto se dio cuenta de su forma de ser y de sentir. A pesar de tener cuerpo y nombre de hombre, se identificó como La Esmeralda de Sevilla. Pese a estar en años de dictadura y muy complicados socialmente, no tuvo problemas en maquillarse, vestirse de mujer y enfrentarse a la calle. Su labor artística (cantando coplas en unos shows llenos de transgresión y de detalles escandalosos para la época) constituye una buena lanzadera para reivindicar el papel de gays, lesbianas, transformistas y transexuales en la sociedad actual. Todo un ejemplo de lucha.

MUJERES FICTICIAS.

Numerosos artistas y creadores se han inspirado en mitos y paisajes sevillanos para crear personajes que han poseído notable fama e influencia. Generalmente suelen ser heroínas de fuertes convencimientos e ideales, que luchan contra lo establecido para conseguir finalmente sus propósitos.

Uno de los mitos más frecuentes que ya venían apareciendo en el siglo XIX y que tendrán notable auge en los años 40 es la llamada “femme fatale”. Una mujer que haciendo gala de sus encantos y sus armas femeninas, lleva una vida un tanto desordenada y escandalosa, manipulando a los hombres para lograr sus objetivos.

La Carmen de Merimée es, sin duda, una de las primeras mujeres fatales de Sevilla. La joven cigarrera, afamada por la ópera posterior de Bizet, hacía uso del embrujo que emanaba de su feminidad, para llevar una vida amorosa agitada en la que trataba a los hombres como verdaderas marionetas, con el fin de salir siempre airosa y alcanzar todo aquello que se planteaba.

La enorme trascendencia que tuvo Carmen se notó en las protagonistas de las coplas de los sevillanos Quintero, León y Quiroga. Mujeres bellas, prostitutas algunas, que embelesaban a los hombres y decidían su destino dejándose arrastrar por la pasión, ejemplos son las sevillanas Triniá, Mari Cruz, etc…

Creada por Zorrilla en su obra “Don Juan Tenorio”, la historia de Doña Inés tiene un punto de pasión y venganza. Era una novicia del Convento de Santa Inés, allí se dejó seducir por Don Juan Tenorio, de quien se enamoró perdidamente. La sumisión de esta mujer fue tal que llegó a morir de desamor. El punto de transgresión está cuando finalmente se tornan las cosas y la figura del hombre juega un papel totalmente sumiso y dependiente de la mujer. Al final el fantasma de Dña. Inés se “venga” de D. Juan mostrándole que de ella depende su salvación, a la que al final accede.

********** Foto de la portada: Cuerpo Incorrupto de Dña. María Coronel. Convento de Sta. Inés de Sevilla.